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Posturas invertidas: ¿porqué son necesarias?

Las posturas invertidas son aquellas dónde la cabeza está por debajo del corazón, las caderas y las piernas. Las posturas semi-invertidas son aquellas dónde la cabeza también está por debajo del corazón pero no necesariamente las piernas.

La práctica de Asanas (posturas) pretende equilibrar nuestro cuerpo a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual. Por esta razón, sería bastante acertado afirmar que una práctica completa de asanas incluiría todos los movimientos: flexiones, extensiones, torsiones, inclinaciones laterales e inversiones.

Es decir, a nivel físico, si pasamos muchas horas sentados necesitaremos una práctica que compense los patrones habituales de movimiento. Y, quizás, crear otros hábitos nuevos, más idóneos o más saludables.

Sin embargo, a la mayoría de las/os alumnas/os principiantes les cuesta mucho las posturas de inversión. Bien por miedo, desconocimiento o falta de fuerza y técnica adecuada. Lógicamente, el miedo está más que justificado: no existe ninguna situación en nuestra vida cotidiana que nos obligue a invertir nuestro cuerpo, a ponernos boca abajo. Por suerte, los otros dos motivos se pueden salvar.

Las posturas invertidas son solo eso, posturas. No hay que tenerles miedo ni tampoco obsesionarse con ellas.

Como el resto de posturas, las asanas invertidas tienen muchos beneficios:

  • Mejora la circulación sanguínea. Al tener el corazón por debajo de las caderas y/o piernas el retorno venoso va a favor de la gravedad. Además generan un aporte extra de sangre y oxígeno al cerebro y corazón lo que facilita el riego a las glándulas pituitarias y pineal, encargadas del correcto crecimiento, salud y vitalidad.

  • Descargan la zona lumbar. Cuando ponemos las piernas por encima de la cadera, las vértebras lumbares se liberan.

  • Ayudan a limpiar el sistema linfático. O lo que es lo mismo a limpiar “nuestra basura” del cuerpo.

  • Cambio de perspectiva. Al ponernos “cabeza abajo” cambiamos por completo nuestra visión del mundo. Puede parecer esotérico, pero la realidad es que las posturas invertidas ayudan a calmar la mente al crear una corriente de sangre pura y renovada. Al calmar la mente somos capaces de tomar decisiones desde otro punto de vista.

  • Mejoran nuestras capacidades pulmonares ya que los pulmones ganan en resistencia.

  • Mejoran y tonifican los brazos y abdomen. Es lógico pensar que para realizar este tipo de asanas los brazos y hombros han de estar fuertes, además de la cintura abdominal que será la encargada de resistir la fuerza de la gravedad restando peso en el tren superior.

  • Mejora el funcionamiento de la Glándula Pineal, especialmente las asanas dónde la cabeza se apoye en el suelo, como Salamba Sirsasana. Esta glándula produce melatonina, una hormona derivada de la serotonina que afecta a la modulación de los patrones del sueño. Está relacionada con el Ajna Chakra, Sexto Chakra o Tercer Ojo; La ventana de Brahma para el hinduismo; el Ojo Celestial para los antiguos chinos, el Palacio Niwan para los taoísta; o el Asiento del Alma según el filósofo Descartes. Rick Strassman, académico e investigador de la Universidad de Nuevo México, en su libro DMT: La Molecula Espiritual, postula que la Glándula Pineal segrega por sí misma DMT, una sustancia que se genera en la naturaleza y que se vincula con conexiones extrasensoriales, de consciencia e intuición.

Existen muchas asanas invertidas. No todas las personas podrán realizar las posturas en su versión completa, sin embargo siempre se podrán realizar modificaciones. Estas personas deberán hacer las inversiones siempre bajo la supervisión de un profesor para no aumentar las posibles dolencias o patologías que tengan. Si hay miedo a las posturas invertidas, por supuesto, es mejor no obligarnos a hacerlas hasta no estar preparada/o física y mentalmente.

 

Gracias por leerlo deja tu comentario si te apetece.

Escrito por Dara.

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Dara Morales

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